AMOC en riesgo: ¿Qué significa para el clima de Europa?
La AMOC (Atlantic Meridional Overturning Circulation) es una gigantesca corriente oceánica que transporta agua cálida desde los trópicos hacia el Atlántico Norte y devuelve agua fría hacia el sur. Imagina una gran cinta transportadora que mantiene el equilibrio térmico del hemisferio norte. Este sistema es vital para Europa, ya que ayuda a suavizar las temperaturas, incluso en países como España, donde modera el clima, especialmente en la costa norte.
¿Qué pasaría si esta “cinta transportadora” fallara? Un colapso de la AMOC podría enfriar drásticamente el clima de Europa occidental, incluyendo España, mientras que en otras zonas podría haber menos lluvias. Esto tendría consecuencias para la agricultura, el abastecimiento de agua y los ecosistemas.
La AMOC: la cinta transportadora del clima
La Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC) es una corriente oceánica clave para el clima global, especialmente para Europa y el Atlántico Norte. Funciona como una “cinta transportadora” gigante, que traslada aguas cálidas y saladas desde las regiones tropicales hacia el norte y aguas frías de regreso hacia el sur, en un ciclo de circulación que ocurre tanto en la superficie como en las profundidades del océano.
Superficie cálida y profunda fría: En la superficie, corrientes como la Corriente del Golfo transportan aguas cálidas desde los trópicos hasta el norte, liberando calor en el camino. Esto ayuda a mantener inviernos más suaves en Europa Occidental.
Densidad y hundimiento: Al llegar al Atlántico Norte, el agua se enfría y se vuelve más densa, hundiéndose hacia el fondo del océano. Este “hundimiento” es el motor que impulsa el ciclo de la AMOC.
Clima moderado: Sin la AMOC, Europa Occidental tendría inviernos mucho más fríos, parecidos a los de Canadá en la misma latitud.
Impactos del debilitamiento
Si la AMOC se debilita, el transporte de calor disminuye, afectando el clima europeo. Europa podría experimentar inviernos más fríos, lluvias menos frecuentes y una agricultura más vulnerable. Además, como la AMOC influye en la circulación atmosférica global, un cambio en su funcionamiento tendría efectos en todo el mundo: desde tormentas más intensas hasta cambios en las precipitaciones en otras regiones.
Posibles amenazas a la AMOC
El cambio climático representa una gran amenaza para la AMOC. El derretimiento de los glaciares en Groenlandia está liberando grandes cantidades de agua dulce en el Atlántico Norte. Esto reduce la salinidad del agua y, con ello, su capacidad de hundirse para mantener activa la “cinta transportadora”.
Si no actuamos para mitigar el calentamiento global, el sistema podría debilitarse o incluso colapsar, lo que desencadenaría cambios climáticos radicales no solo en Europa, sino en todo el planeta.
El estado actual de la AMOC
El estado actual de la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC) muestra señales de debilitamiento preocupante. Evidencias científicas recientes indican que este sistema de corrientes, fundamental para la regulación del clima en el hemisferio norte, especialmente en Europa, ha ido perdiendo fuerza. Esto, debido al cambio climático y a factores relacionados, como el derretimiento acelerado de los glaciares en Groenlandia y el incremento del flujo de agua dulce en el Atlántico Norte. Esto altera la salinidad y densidad de las aguas superficiales, afectando la capacidad de las corrientes de hundirse y circular.
Un sistema bajo presión: ¿Qué está pasando con la AMOC?
Los científicos han identificado un debilitamiento preocupante de la AMOC en las últimas décadas, hasta el punto de que algunos modelos sugieren que podríamos estar cerca de un punto crítico. Algunas proyecciones indican que podría estar en su estado más débil en más de mil años debido a factores como el cambio climático y la entrada de agua dulce en el Atlántico Norte.
¿Por qué está debilitándose la AMOC?
El cambio climático es el principal culpable detrás de este fenómeno, pero los detalles son clave para entender la gravedad del problema:
Aumento del agua dulce en el Atlántico Norte: El rápido derretimiento de los glaciares en Groenlandia, junto con el aumento de las precipitaciones, está vertiendo grandes cantidades de agua dulce en el Atlántico Norte. Este exceso de agua fresca reduce la salinidad del océano, lo que dificulta que las corrientes se hundan como deberían para mantener el flujo de la AMOC.
Cambio climático: El calentamiento global intensifica el derretimiento de las capas de hielo y altera los patrones de precipitación, incrementando la entrada de agua dulce en el Atlántico Norte. Además, el aumento de la temperatura del océano puede afectar la dinámica de las corrientes oceánicas.
Evidencias científicas: el reloj está corriendo
Recientes investigaciones han encendido todas las alarmas. Por ejemplo, un estudio reciente de la Universidad de Copenhague encontró que la AMOC podría colapsar entre 2025 y 2095 si no reducimos el calentamiento global. Esto sería catastrófico: un colapso de este sistema podría provocar un enfriamiento extremo en Europa occidental y desestabilizar patrones de lluvia, impactando la agricultura y el suministro de agua.
Un artículo de Live Science incluso señala que ciertos indicadores en el flujo de agua dulce sugieren que estamos mucho más cerca del punto crítico de lo que se pensaba. Además, advierte sobre las terribles consecuencias de un colapso de la AMOC, pues sin este sistema, el hemisferio Norte se enfriaría y el hemisferio sur se calentaría. Aunque los efectos varían según la región, Europa se vería muy afectada, enfriándose entre 9 y 18 grados Fahrenheit (5 a 10 grados Celsius) en un siglo.
¿Qué pasaría si la AMOC colapsa?
Si esta corriente oceánica colapsa, el impacto sería devastador para Europa, el hemisferio sur y los niveles del mar. Esto es lo que los científicos predicen que podría ocurrir:
Impactos en el hemisferio norte
Europa: inviernos más fríos y cambios drásticos.
- Reducción de temperaturas medias entre 5 y 10 grados en regiones como Escandinavia, Groenlandia, Islandia y las islas británicas.
- La península ibérica vería descensos menores, de 2 a 4 grados, especialmente en el norte y el oeste.
- El enfriamiento sería más intenso en invierno, hasta tres veces mayor que en verano.
Alteración del clima:
- Aumento de altas presiones en Europa y reducción generalizada de las precipitaciones.
- Incremento de temporales en el sur, haciendo a Europa más fría, seca y tempestuosa.
Cambios en el nivel del mar:
- Subida de hasta 3 metros en áreas de Groenlandia, Islandia y Escandinavia.
- Incrementos menores en el Mediterráneo (10-30 cm) y la costa atlántica.
Impactos en el hemisferio sur
Aumento de temperaturas: Incremento generalizado de hasta 3 grados en el Atlántico Sur, el cono sur americano y el sur de Australia, debido al calor retenido.
Redistribución del nivel del mar: Bajada de 10-50 cm en áreas al sur del paralelo 40 Sur.
Desplazamiento del ecuador térmico:
- Cambios en los patrones de lluvias, con un aumento en Indonesia y Brasil, pero reducción drástica en el Caribe.
- Debilitamiento significativo del monzón en la India, China y el sudeste asiático.
Un llamado a la acción
La AMOC es mucho más que una corriente oceánica; es un sistema crucial que mantiene el delicado equilibrio entre el océano, la atmósfera y el clima global. Su función es tan fundamental que cualquier debilitamiento o colapso podría desencadenar cambios drásticos: inviernos más fríos en Europa, alteraciones en las lluvias de América y un aumento en los eventos climáticos extremos en todo el mundo. Estos impactos pondrían en riesgo ecosistemas, modos de vida y la estabilidad de nuestras comunidades.
Observar y entender la AMOC nos da una ventaja: podemos detectar las primeras señales de alarma. Por ejemplo, los científicos monitorean cambios en la salinidad y los patrones de circulación del océano para anticipar posibles consecuencias. Si bien un colapso de la AMOC no es inevitable, está claro que el cambio climático y la acumulación de gases de efecto invernadero están detrás de su debilitamiento. Reducir estas emisiones no es solo una acción contra el calentamiento global, sino una manera directa de proteger este sistema vital que regula nuestro clima.
Proteger la AMOC no es tarea de un solo individuo o país; requiere un esfuerzo colectivo. Necesitamos compromisos reales para reducir las emisiones, fomentar el uso de energías renovables y gestionar los recursos de manera sostenible. Al actuar ahora, no solo ayudamos a preservar la AMOC, sino que también construimos un futuro más seguro y equilibrado para las próximas generaciones.
Conservar este sistema es una invitación a cambiar nuestra relación con el medio ambiente, a ser agentes activos de protección y equilibrio. El momento de actuar es ahora: cada decisión que tomemos puede marcar la diferencia.
Fuentes:
National Geographic en Español: La corriente oceánica del Atlántico está al borde del colapso, lo que podría desencadenar eventos climáticos extremos
Oceanographic: Atlantic current collapse ‘closer than we think’
Potsdam Institute for Climate Impact Research: Overview article – Is the Atlantic Overturning Circulation Approaching a Tipping Point?
Live Science: We are approaching the tipping point’: Marker for the collapse of key Atlantic current discovered
Blog de la Agencia Estatal de Meteorología (AEmet): El colapso de la circulación del Atlántico Norte (AMOC)