Casas pasivas
Las casas pasivas son casas que utilizan recursos de la arquitectura bioclimática, pero que combinan ésta con una eficiencia energética sin igual: son casas herméticas. Las ventanas existen para que entre la luz y pueden abrirse, aunque no se hace para evitar que se escape el calor. El aislamiento de estos hogares es absoluto, y la renovación del aire se realiza a través de un sistema de ventilación con un intercambiador de calor, que renueva el aire evitando que se escape el calor con él.
Este sistema ha aparecido en Alemania hace un par de décadas, país frío donde los haya, y su uso se ha extendido por los países limítrofes, aunque aún apenas existen viviendas de esta tipología en la zona mediterránea. Este tipo de edificios no disponen de caldera, porque no la necesitan. Son construcciones pensadas para aprovechar al máximo la luz y calor solares, manteniendo el calor recibido de esta fuente y el calor de los cuerpos humanos en el interior del edificio. No necesitan otra forma de producción de calefacción. Consumen hasta siete veces menos energía que los edificios convencionales.
Dado que es un sistema inventado en países fríos, muchos dudan de que sea aplicable en países mediterráneos, donde es necesario tanto ventilar como refrigerar. A continuación, reproducimos artículo de arquitecto alemán experto en este tipo de casas y residente en España.
Passivhaus: ¿Un estándar para el clima mediterráneo?
Son casas ideadas en Alemania, que están herméticamente cerradas (aunque disponen de ventanas que pueden abrirse para poder salir en caso de incendio) y que renuevan el aire a través de un sistema que consigue mantener el calor dentro de la casa. De esta forma, la casa pasiva puede carecer totalmente de caldera, incluso en Alemania, porque conserva todo el calor que recibe del sol y de los cuerpos humanos que la habitan. Dado que ha sido desarrollada para climas fríos, muchos dudan de su aplicación en el clima mediterráneo, pero el arquitecto alemán Jan Helge nos desmiente esta afirmación.
El año pasado se celebró la primera conferencia “Passivhaus” (1) en España, organizado por la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP). Las reacciones en general han sido muy positivas, y supone un primer paso para acabar con algunos tópicos, tales como:
“¿Qué sentido tiene un estándar alemán en el clima mediterráneo?”.
“¡En España es mucho más importe protegerse del calor en verano que del frío en invierno!”.
“Sobre todo hay que conseguir una buena inercia térmica, y no un buen aislamiento”.
“¡Ese tipo de construcción no encaja aquí!”.
Una cosa es cierta: el estándar se ha desarrollado en Alemania y Suecia, países mucho más al norte y con un clima diferente al de España. Pero, como ha demostrado Wolfgang Schnieders en su estudio “Passive Houses in South West Europe”: en Sevilla la demanda de calefacción durante los meses de invierno es más alta que la demanda de refrigeración durante el verano. En este estudio se justifica que es necesario protegerse con aislamiento térmico no solamente del frío, sino también del calor, especialmente en los elementos constructivos más expuestos al sol durante el verano.
El estándar Passivhaus
Han pasado casi 20 años desde que se terminó la primera construcción de tipo Passivhaus en Darmstadt, cerca de Frankfurt. Este primer proyecto contaba todavía con un sistema de calefacción convencional, del cual se prescindió en los proyectos posteriores. Y lo más importante: el consumo energético es tan bajo en la teoría del estándar formulado (2) como en los edificios reales construidos, y ese primer edificio todavía hoy sigue funcionando según los criterios del cálculo original.
Desde aquella primera construcción Passivhaus se han construido miles de edificios siguiendo los criterios del estándar y no solamente en Alemania. Hay ejemplos en casi todos países europeos, en EE.UU., en Japón, y también hay ejemplos en el clima mediterráneo, en países como Italia y Francia.
Lo que se ha comprobado en la práctica durante estos veinte años es que se trata de un estándar muy fiable, que cumple con las previsiones de un consumo mínimo, proporcionando al mismo tiempo un confort mucho mayor que las construcciones convencionales.
Llegados a este punto se preguntarán en qué consiste el estándar Passivhaus: Se trata de un concepto energético aplicable a cualquier estilo de diseño arquitectónico, cualquier estilo de construcción, cualquier material. El consumo energético se reduce a un mínimo gracias a la aplicación de medidas pasivas y de las características técnicas del estándar.
El tratarse de un estándar implica que se cumplen unos requisitos mínimos, lo cual permite comparar la calidad y prestaciones de la construcción, allí donde está situada.
Criterios técnicos del estándar
En el caso del estándar Passivhaus, las técnicas pasivas se concretan y definen con soluciones y materiales actuales, siguiendo los “criterios del estándar”:
- El aislamiento térmico. Un buen aislamiento significa la reducción directa de las pérdidas de calor: es beneficioso tanto en invierno como en verano.
- Puentes Térmicos. La capa de aislamiento tiene que ser continúa y sin interrupciones, “empaquetando” todo el edificio, para evitar los puentes térmicos.
- Estanqueidad de la envolvente. La envolvente tiene que ser lo más estanca posible, sellando todas las uniones de materiales del edificio, para garantizar que no se produzcan fugas no deseadas de calor / frío.
- Ventanas de alta calidad. Las carpinterías son el elemento más “débil” de la envolvente. Tienen una doble función: reducir el flujo térmico al máximo y permitir ganancias solares, sobre todo en invierno. Tienen que tener una calidad muy alta para garantizar un alto grado de confort.
- Ventilación mecánica. Cada hora se renueva aproximadamente un tercio del volumen de aire de los espacios (de acuerdo con la norma EN 15251). La ventilación mecánica permite la recuperación de calor (o frío) del aire renovado mayor del 75%.
Esta cantidad de energía recuperada es suficiente para poder prescindir de un sistema convencional de calefacción. Para la climatización del edificio bastaría con una pequeña bomba de calor (existen otras soluciones en el mercado).
Conclusiones
La combinación entre las medidas pasivas y los criterios técnicos del estándar hacen posible cumplir los llamados “criterios obligatorios” del mismo:
La demanda máxima de energía útil son 15 kWh/m2 y año en calefacción y refrigeración.
El consumo de energía primaria (consumo energético para calefacción, refrigeración, ACS y electricidad) son 120 kWh/m2 y año como máximo.
Baste decir que, en comparación, una vivienda nueva, construida de forma tradicional, alcanza como término medio una demanda de calefacción de unos 100 kWh/m2a: ¡casi siete veces mayor que los 15 kWh/m2a del estándar!
La reducción del consumo energético de calefacción conlleva un cambio importante en la balanza energético del edificio, lo que en un edificio tradicional resulta impensable: el agua caliente sanitaria (ACS) tiene un mayor consumo energético que la calefacción.
Esto hace muy interesante el aporte solar para la producción de agua caliente: según la normativa vigente (3) hay que aportar entre el 60% y 70% de esta demanda, en nueva construcción, a través de la energía solar (se admiten, justificadamente, otras fuentes renovables). En Suiza y Alemania, países con una radiación solar mucho más baja que España, ya existen “Casas de Sol” (4): edificios de bajo consumo energético (estándar Passivhaus o Minergie) con un aporte solar para cubrir el 100% de la demanda energética total del edificio.
En este contexto, ¿es el Passivhaus un estándar para el clima mediterráneo?
(1) Passivhaus: Literalmente del alemán “casa pasiva”.
(2) Publicado oficialmente en 1988 por los profesores Bo Adamson, de la Universidad sueca de Lund, y Wolfgang Feist, del Instituto alemán de Edificación y Medio Ambiente, fundador del Passivhaus Institut.
(3) CTE: Código Técnico de la Edificación. Documento Básico HE
(4) Del alemán Sonnenhause.
Autor: Jan Helge Bey
Arquitecto Certified European Passive House Designer