La casa sostenible

Tecnología y soluciones integrales para una casa sostenible y eficiente

Sistemas radiantes

¿Cómo funcionan los suelos, techos y paredes radiantes?

Una piscina sostenible rodeada de vegetación

Las piscinas sostenibles no utilizan química en su mantenimiento, y no es necesario renovar el agua, con lo cual se ahorran miles de litros de agua anualmente.

Las casas sostenibles utilizan todos los recursos a su alcance para reducir el consumo energético y ahorrar en el uso de recursos naturales tales como el agua.

La casa sostenible ideal es una casa bioclimática, es decir, un edificio que aprovecha las condiciones naturales para disminuir todo lo posible las necesidades energéticas. A esta tendencia arquitectónica se la denomina bioclimatismo pasivo.

El bioclimatismo activo, que es el objeto de este sitio web, es, por el contrario, el conjunto de sistemas que puede integrarse en una casa con el objeto de aumentar su eficiencia energética.

Antes del siglo XX, cuando la población se concentraba en las áreas rurales, casi todas las casas de este entorno seguían estos criterios. La gente vivía más en contacto con la naturaleza y había menos comodidades.

Para disponer de calefacción era necesario ir a recoger leña al bosque, y el campesino pronto aprendió —hemos tenido cientos de años para hacerlo— que necesitaba recolectar menos leña si orientaba la fachada principal de su casa hacia el sur, pues el sol da de esta forma todo el día y la temperatura en el interior durante el invierno es mucho más elevada que si se le da una orientación diferente.

Con el tiempo, las técnicas fueron perfeccionándose: arcadas en la parte frontal de la casa —paran el sol en verano, pero lo dejan entrar en invierno—, tejados de césped, ventilación cruzada y otras técnicas que arquitectos bioclimáticos de hoy en día han rescatado de la memoria colectiva. 

Fue la industrialización, la construcción masificada de viviendas en el entorno urbano y la abundancia de recursos fósiles los que nos hicieron dejar de lado estas prácticas milenarias.

Esto, en referencia al bioclimatismo pasivo. Pero el desarrollo de la tecnología también nos ha abierto las puertas a otras ventajas: la creación de tecnologías basadas en las energías renovables, que antes no existían, como la energía solar térmica, que nos permite aprovechar el calor del sol para generar agua caliente y para la calefacción. La fabricación de pellets a base de residuos forestales y la optimización de las calderas que consumen estos combustibles también supone un avance a nivel de eficiencia frente a su origen, el hogar de leña.

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