Esta pequeña joya de la Naturaleza es ecológica, no usa productos químicos y no nocesita renovar el agua; su mantenimiento cuesta lo mismo que el de una piscina convencional. El diseño puede ser tendente al look de la ribera de un río, como en la foto superior, o al de una piscina convencional, como en la foto más inferior.
La piscina sostenible y ecológica no usa cloro para depurar el agua, sino plantas. Aparte de la obvia ventaja que tiene este sistema tanto para el medio ambiente como para nuestra salud, hay que añadir una ventaja que no es baladí: no es necesario renovar el agua, con lo que se ahorran miles de litros de agua al año.
Una piscina natural es un estanque artificial pero mantenido como si fuera una laguna natural. La depuración del agua se consigue mediante una serie de plantas y de filtros de arena que eliminan las bacterias del agua y consiguen mantenerla limpia de forma natural y sostenible. Conviene recordar que una piscina natural es un microecosistema, es decir, existen una serie de relaciones entre todos los habitantes del sistema y es necesario no alterar esas relaciones para que se mantenga el equilibrio del mismo.
La piscina requiere de dos zonas separadas. Una es aquella destinada al baño; la otra es donde se encuentran las plantas que se encargan de la depuración. Es necesario que exista algún desnivel para que el agua se mueva, pues es éste movimiento del agua el que acelera la regeneración, como en los ríos. La bomba hidráulica es el único elemento artificial que es indispensable, y que puede convertirse en sostenible también si utilizamos una placa solar para su funcionamiento. Desde su construcción hasta que alcanza el equibrio total pueden pasar hasta dos años, pero se puede utilizar durante este tiempo.
Se utilizan tres tipos diferentes de plantas:
Se crean mosquitos, aunque se utiliza un recurso así mismo natural para eliminarlo: las ranas. No se recomiendan los peces porque sus excrementos pueden alterar el equilibrio natural de la piscina.
Este tipo de piscinas se utiliza desde hace ya más de 20 años en toda Europa. En Alemania, por ejemplo, hasta el 10% de las piscinas existentes en el país son de este tipo.