Preguntas frecuentes sobre energía y sostenibilidad en el hogar

Resolvemos las dudas más comunes sobre las soluciones que ofrecemos: aerotermia, suelo radiante, energía solar fotovoltaica, geotermia y ahorro de aguas.

Aerotermia

La aerotermia aprovecha la energía del aire para climatizar viviendas con la máxima eficiencia.

Sí, en algunos casos es posible. Algunas bombas de calor de alta temperatura permiten aprovechar radiadores ya instalados. Aun así, conviene revisar el tipo y estado de los radiadores: si no son adecuados, puede ser necesario cambiarlos por radiadores de baja temperatura para garantizar una buena eficiencia.

Sí, es una de las combinaciones más eficientes. El suelo radiante trabaja a baja temperatura, ideal para aprovechar al máximo el rendimiento de la bomba de calor aerotérmica.

Sí, y es una combinación muy recomendable. Las placas fotovoltaicas pueden cubrir parte o la totalidad del consumo eléctrico de la bomba de calor, reduciendo aún más la factura energética.

Es un sistema de bajo mantenimiento. Solo requiere revisiones periódicas para comprobar el estado del circuito y asegurar el buen funcionamiento de la bomba de calor. No hay combustión ni residuos.

Sí. La misma instalación puede calentar en invierno y refrescar en verano, siempre que esté configurada para climatización completa y se utilice un sistema de distribución adecuado, como suelo radiante refrescante o fancoils (emisores que expulsan aire frío o caliente según la temporada).

En la mayoría de los casos, no. Una instalación bien diseñada y dimensionada cubre todas las necesidades de calefacción y agua caliente sin necesidad de apoyo. En zonas muy frías o en viviendas con mucha demanda energética, puede mantenerse una caldera como respaldo puntual.

Depende del clima, el aislamiento y los metros cuadrados de la vivienda. Por ejemplo, una casa unifamiliar bien aislada de unos 120–150 m² suele necesitar una bomba de calor de entre 7 y 10 kW. Para saber la potencia exacta, lo recomendable es hacer un estudio térmico personalizado.

Suelo radiante

El suelo radiante es uno de los sistemas de calefacción y refrigeración más eficientes y confortables del mercado.

Muy poco. Se recomienda hacer una revisión del sistema cada 2 a 4 años para comprobar que todo funciona correctamente. También puede ser necesario purgar el circuito, es decir, eliminar el aire acumulado en las tuberías para que el agua circule bien y el sistema mantenga su eficiencia.

Sí. Es una combinación habitual en reformas. La planta baja, que suele estar más expuesta al frío, aprovecha el confort del suelo radiante, mientras que en la planta superior pueden mantenerse radiadores para reducir costes de obra.

Sí, pero no todos los materiales transmiten el calor con la misma eficiencia. Los más recomendables son cerámica, porcelánico o piedra natural, ya que conducen bien el calor. También se puede instalar con parquet o suelos vinílicos, siempre que estén etiquetados como aptos para calefacción por suelo radiante, ya que algunos materiales pueden deformarse o aislar demasiado.

Es uno de los sistemas más eficientes. Al funcionar a baja temperatura, el consumo eléctrico es muy reducido. Con una buena instalación, puedes ahorrar hasta un 65 % frente a calefacciones tradicionales.

Sí. El sistema se puede dividir por zonas, con termostatos independientes en cada estancia. Esto permite adaptar la temperatura a tus hábitos y mejorar aún más la eficiencia energética.

Sí. Al funcionar con agua a baja temperatura, el suelo radiante aprovecha mejor la energía disponible y reduce las pérdidas térmicas. Esto se traduce en un consumo más eficiente y en una vivienda con mayor calificación energética. Además, al distribuir el calor de manera uniforme, se evitan sobrecalentamientos y se optimiza el rendimiento de la bomba de calor o del generador renovable que lo alimenta.

Sí. Los sistemas modernos de suelo radiante pueden conectarse a soluciones domóticas que permiten regular la temperatura desde el móvil o programar horarios para cada zona. Esto no solo aporta comodidad, sino que también ayuda a reducir el consumo energético al adaptar el funcionamiento del sistema a tus hábitos diarios.

Energía solar fotovoltaica

Depende del consumo, la orientación del tejado y el uso que hagas de la energía. Como referencia, una vivienda unifamiliar de 100 a 150 m² con consumo moderado puede necesitar entre 8 y 14 paneles para cubrir entre un 60% y un 80% del consumo anual. 

Los paneles siguen produciendo energía, aunque menos que en días soleados. Por eso se calcula la instalación para cubrir el consumo anual, y se puede complementar con baterías o la red eléctrica si hace falta.

Sí, y es una combinación ideal. La energía solar puede cubrir el consumo eléctrico de la aerotermia, reduciendo al máximo tu factura energética y aumentando la eficiencia del sistema.

No son obligatorias. Los paneles solares pueden funcionar conectados directamente a la red eléctrica. Las baterías son opcionales y se usan para almacenar el excedente de energía y aprovecharlo por la noche o en momentos sin sol.

Depende del consumo, del número de paneles y de si usas baterías. En general, puedes ahorrar entre un 40 % y un 70 % en tu factura eléctrica. Si combinas los paneles con aerotermia o autoconsumo bien ajustado, el ahorro puede ser mayor.

Muy poco. Basta con mantenerlos limpios de polvo o suciedad y hacer una revisión del inversor cada pocos años. No tienen piezas móviles, así que el desgaste es mínimo.

La energía solar fotovoltaica convierte la luz del sol en electricidad para alimentar electrodomésticos, luces, etc. Mientras, que la energía solar térmica: usa el calor del sol para calentar agua (ACS o calefacción). Ambas pueden combinarse, pero son sistemas distintos.

Sí, pero de forma muy lenta. La mayoría de paneles conservan más del 80 % de su rendimiento después de 25 años. Es un sistema de larga duración con garantía de producción.

No necesariamente. La mayoría de instalaciones solares conectadas a red dejan de funcionar durante un apagón por seguridad. Esto evita que los paneles sigan enviando energía a la red mientras los operarios trabajan en ella.

Necesitas un sistema de respaldo (backup). Esto incluye baterías solares y un inversor híbrido o con función de backup, que permite desconectarse de la red temporalmente y seguir usando la energía almacenada o la que generan los paneles.

Geotermia

Descubre cómo funciona la calefacción geotérmica para ofrecer calefacción, refrigeración y agua caliente con la máxima eficiencia.

Hay dos formas de captar el calor del terreno: Vertical: se perforan pozos profundos, ideal si tienes poco espacio exterior. Horizontal: se entierran tubos a poca profundidad, pero necesitas un terreno amplio y despejado.

Se puede en ambos casos. En obra nueva es más sencillo planificar todo desde el inicio. En reformas también es posible, pero hay que estudiar bien el acceso al terreno y adaptar la instalación a la vivienda existente.

Sí. En invierno calienta la casa y en verano puede refrescarla. Funciona invirtiendo el ciclo de la bomba de calor, igual que un aire acondicionado, pero de forma más silenciosa y estable.

Entre un 50 % y un 70 % frente a sistemas como gas, gasoil o calefacción eléctrica. Al ser tan eficiente, se nota especialmente si usas calefacción muchos meses al año.

Muy poco. Solo se revisa la bomba de calor y el circuito hidráulico cada ciertos años. No hay combustión, residuos ni filtros complicados. Es un sistema limpio y duradero.

Depende del uso, el clima y si hay ayudas disponibles. En general, la inversión se amortiza entre 7 y 12 años, aunque el ahorro empieza desde el primer día.

Sí. Es una de las combinaciones más eficientes, ya que ambos sistemas trabajan a baja temperatura. El suelo radiante distribuye el calor de forma uniforme y los fancoils permiten refrescar en verano, aprovechando al máximo la estabilidad de la geotermia.

Ahorro de agua

Se pueden usar para rellenar las cisternas del inodoro, regar el jardín o limpiar suelos y exteriores. Esto reduce el uso de agua potable en tareas donde no es necesaria.

Depende del uso, pero en muchos hogares se puede reducir el consumo de agua potable entre un 25 % y un 45 %. Es un ahorro económico y ambiental a largo plazo.

Las aguas grises: vienen del interior de la vivienda (duchas, lavabos, lavadoras). Mientras que, las aguas pluviales: provienen de la lluvia y se recogen del tejado. Las aguas grises están disponibles todo el año, pero requieren más tratamiento.

Lo ideal es una vivienda unifamiliar con acceso al sistema de fontanería, pero también se puede instalar en bloques de pisos, siempre que haya espacio para los depósitos y una pequeña obra de adaptación.

Requiere limpieza periódica de filtros, revisión del depósito y comprobación del sistema de bombeo y desinfección. El mantenimiento es sencillo, pero importante para garantizar la calidad del agua reutilizada.

Sí. En España está permitido reutilizar aguas grises tratadas para usos no potables como cisternas o riego, siempre que el sistema cumpla con las normativas de higiene y calidad del agua establecidas.

Es necesario tener una red separada de recogida, espacio para un depósito de almacenamiento y un pequeño sistema de filtrado y bombeo. Lo ideal es planificarlo durante la obra o reforma, aunque también se puede adaptar.

El agua gris necesita filtrado, decantación y desinfección básica para eliminar restos de jabón, partículas y bacterias. No se vuelve potable, pero es segura para usos como cisternas o riego.

Principalmente duchas, lavabos y lavadoras. No se recomienda incluir el fregadero ni el lavavajillas, ya que sus aguas tienen más grasas y residuos orgánicos que dificultan el tratamiento.

Se guarda en un depósito cerrado con sistema de tratamiento integrado. Este depósito mantiene el agua en buenas condiciones durante un tiempo limitado (normalmente 24–48 horas), ya que no debe estancarse.